¿Somos realmente conscientes de lo que hacemos al acabo del día? ¿De la importancia de tomar conciencia de “de dónde vienen las cosas”? ¿De lo que comemos? ¡Me refiero a que, por ejemplo, nos levantamos por la mañana, estamos vivos un día más!!! Es maravilloso poder agradecer a la vida la oportunidad de estar vivos un día más, de aprender muchas cosas, de poder enseñar lo aprendido…
Cuando desayunamos y nos comemos una manzana, ¿somos conscientes de la evolución de esa manzana? Que viene de una semilla, que vino de un fruto, que vino de un árbol, que ese árbol fue creado con el amor de la tierra, de su lluvia, de su latido…
De las personas que nos cruzamos por la calle, todas tienen una historia, miles de experiencias. Andan perdidas, a lo mejor no nos corresponden con una sonrisa, pues démosla nosotros a lo mejor es lo que necesita para poder sonreír.
¿Somos consciente de la ropa que nos ponemos de dónde viene? De cómo se fabrica, del proceso que ha llevado hasta llegar a nosotros, por las manos que ha tenido que pasar, la historia y la energía depositada de esas personas en lo que llevamos puesto…
Cuando llueve, nos quejamos y es una maravilla, el proceso de esa lluvia para caer en nosotros y regar nuestra alma, nuestros campos… esa evolución de la vida.
Cuando leemos un libro, las aventuras que ha pasado el autor, la metamorfosis de las experiencias en palabras, en las hojas de los árboles que sirven de conciencia para llegar a muchos, en las horas que paso ese árbol antes de ser talado. Todo tiene un proceso, seamos conscientes por lo menos de cada gesto de la vida, de cada palabra, de cada vez que parpadeamos vemos algo que lleva una energía, un proceso largo, que es dado para nosotros, seamos agradecidos con la Tierra, con el universo. Reconozcamos la existencia del otro, agradezcamos la nuestra…
Os dejo una historia que vi en internet, que habla justamente de eso, de ser consciente de cada acto, de cada mirada, de cada pensamiento, de cada emoción…
Un hombre se acercó a un anciano y le preguntó: ¿Qué milagros eres tú capaz de hacer?" El anciano respondió: Yo cuando duermo, duermo, cuando como, como y cuando hablo contigo, hablo contigo.” Pero eso no es un milagro"- respondió el hombre, alzándose de hombros. "Yo también duermo, como y hablo contigo." No"- ...respondió el anciano. "Cuando tú duermes, sueñas con las preocupaciones del día que ha pasado; cuando comes, piensas en mil cosas que has hecho y harás, y cuando hablas conmigo, estás pensando en tu respuesta antes de que yo haya terminado de hablar. En cambio, cuando yo duermo, duermo, cuando como, como y cuando hablo contigo, hablo contigo. Este es uno de los secretos de la vida: estar conscientes de cada cosa que hacemos, sintiendo el milagro presente de estar vivos. "
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